Y la vida se va viviendo sola, sin que nosotros podamos hacer nada, cambiar nada, olvidar nada... Y el mar de mi infancia, de un día para otro, se convierte en un pozo infinito de tristeza... Y mi cabeza se llena de sus palabras: "Zusto, que me da zusto, y no puedo dormir. Anda, sube tú, que aunque seas más pequeña, a tí no te da zusto".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario