domingo, 31 de mayo de 2009

las fiestas del barrio

Parece fácil. Encuadrar, enfocar, disparar...6 instantes del barrio más poblado de Madrid, en plena semana de fiestas. Mientras le damos al coco escondidos en la sombra de una terraza del parque, Jon y yo nos tomamos una clara con limón. Cada uno a su manera.

sábado, 23 de mayo de 2009

Cuenqueando

Hemos estado unos días asomados a Cuenca. Oye, tan cerca, y tan mona. Hemos probado el morteruelo, el ajoarriero, los zarajos, el resolí y el alajú. Todo buenísimo. Hemos cruzado un puente, hemos subido unas cuantas cuestas, y hemos vuelto a flipar con un museo de arte abstractísimo de un tal Antonio. Teníamos terraza en la posada donde hemos dormido. Terraza con rosal y con vistas a la Hoz del Huécar. Allí hemos sacado una bañerita hinchable para el baño de nuestro nuevo acompañante viajero.

lunes, 18 de mayo de 2009

fenómenos superextraños


Estamos inquietos. Durante la pasada madrugada, alguien o algo sacó las cuatro sillas verdes del salón y una de las banquetas negras de la caseta y las colocó en la terraza como mirando hacia el cielo de Madrid. No hicieron ruido. No hicieron nada. Sólo se sentaron, los cinco, a mirar algo que había, quizá, sobrevolando el barrio. Tuvo que ser entre la una de la madrugada y las tres o entre las cuatro de la madrugada y las siete, pues de tres a cuatro yo estaba de guardia. Es muy fuerte pensar que seres extraños han invadido nuestro nido para contemplar el paisaje nocturno desde nuestra terraza. Dejaron una lata de cerveza abierta pero llena, y otras tres latas de limón cerradas, sobre las plantas. No se llevaron nada. El único que lo vió todo fue el conejo, pero no suelta prenda. Hoy hemos recogido las sillas, la banqueta y las latas, y no hemos sabido qué hacer. Está claro que por la puerta no entraron. Hemos descartado que hayan sido los vecinos colindantes, pues ellos disponen de sus propias terrazas. Es todo muy, muy, pero que muy extraño. No tenemos miedo, ni curiosidad...simplemente, estamos estupefactos.

viernes, 15 de mayo de 2009

San Isidro y algo para picar


San Isidro y Jontxulapo


Pichi, es el chulo que castiga

del Portillo a la Arganzuela,

y es que no hay una chicuela

que no quiera ser amiga

de un seguro servidor.

miércoles, 13 de mayo de 2009

martes, 12 de mayo de 2009

La chica de ayer

Y te seguiremos cantando por las calles, y te seguiremos bailando en cada playa.

lunes, 11 de mayo de 2009

los lunes al sol con Raúl


Conocimos al Raúl en la Plaza de las Comendadoras, mi preferida, en aquellos lunes al sol en los que nos íbamos enamorando.
Nos traía cafés primero y cervezas con limón más tarde, cuando el sol nos daba en la cara y con dificultad para seguir leyendo el periódico, nos dejábamos mecer en sus brazos cálidos, que colgaban desde aquellos cielos de primavera. Raúl insistía en que no era camarero. Se sentaba en nuestra mesa y nos vacilaba, nosotros a él también.
Qué majo era Raúl. Le cogimos cariño. Y por eso a la planta la llamamos igual.
Raúl-planta nació en casa de un florista loco, en la Plaza del Dos de Mayo y se fue a vivir a un ático del barrio de las momias. Ahora vive en otro ático de otro barrio mucho más humilde.
Alegró una cocina muy tristona y ahora es el guardián de los vasos en otra, más familiar.
Creemos que Raúl-persona está en la India. Le echamos de menos. Era menudo, coqueto y parlanchín...qué más se le podría pedir a una planta.

lunes, 4 de mayo de 2009

nos retiramos


Algunos días nos levantamos con ganas de retirarnos. Un mantel de cuadros, una tortilla de patatas, una lata de foigrass, una barra de pan, un poco de queso, unos tomates picados, una botellita de vino pequeña, todo en mi bolsita verde de picnic, con los cubiertos y los platos de plástico de colores y la tartera birmana...y con las ganas de sobremesa y siesta en la hierba, cerca de un palacio de cristal y entre el sol y la sombra...¡¡qué agustito!!

domingo, 3 de mayo de 2009

porque

porque las mamás son lo mejor que tenemos,
a ver si llegamos a parecernos a ellas....

sábado, 2 de mayo de 2009

Parecía que siempre había estado allí. Brillaba mucho, iluminaba la noche al mirar a la ciudad. Sabíamos que pagaban a los del piso de abajo por aguantar tanta luz y tanto ruido. Aunque nunca supimos si lo hicieron con dinero o con cerveza. Y de pronto, ya no está. Ayer sólo quedaba la eme del cartel de Mahou del Paseo de Extremadura. La noche de Madrid, desde aquí, ahora, brilla menos.