miércoles, 31 de octubre de 2007

No corras

"No corras, ve despacio,
que adonde tienes que llegar
es a ti mismo".
Juan Ramón Jiménez

martes, 30 de octubre de 2007

en silencio

se calla

se muerde la lengua

se esposa las manos

se corta los dedos


aguanta


no dice nada

por días

resiste


se esconde


.............y cuando dice...............


ya no me importa que estuviera en silencio

ya se me olvida

.

.

.

lunes, 29 de octubre de 2007

la toco

Sus orejas blanditas, sus colores, su energía. Está aquí, ha llegado, está tan cerca, puedo tocarla. Me hacía falta. Cruzó el charco. Básicamente, en los dos días que lleva aquí ha comido y bebido, mucho y todo el rato. Cerró los ojos a mi lado, en una cama de 80 centímetros y bajo mantas que parecían ladrillos. Me emparedó y no roncaba. Y yo ahí, tan agustico. Poco antes el saco de la risa no paraba de sonar. Cervezas. Porros. Una vela a falta de chimenea. Quedábamos cuatro. Poco antes ron. "Llevo tanto ron en la sangre que mis venas, podría decirse que son cubanas". Una rubia loca en un bar y jugamos al futbolín. Yo, metiendo goles. Baile hasta reventar los gemelos. Alguien nos regala trucos de magia. Y ella se abraza y llora de emoción. Y se me quedan las piernas dormidas en el suelo del baño. Venga a rajar. De mesa el w.c. Tertulia entre azulejos. Y al día siguiente decido que esta estación marrón es preciosa en la sierra, donde huele a chimenea y a croquetas de cabrales y los árboles no hacen más que otoñear. Y que me gusta porque entre las hojas se deja caer alguien que me empuja a ser más feliz. Que siempre me da. Que siempre me suma. Me multiplica.

jueves, 25 de octubre de 2007

Pensad en los demás

Por qué la gente es tan egoísta?

La otra mañana cogí el metro para ir a trabajar. Imaginaros, 9horas de la mañana y atestado como es habitual a esa hora tempranera. A tope y logré hacerme con un asiento, no es que sea muy avispada, es que mi parada es de las primeras de la línea y había asientos libres. Pero a medida que la línea de metro se empieza a adentrar en el corazón de Madrid eso empieza a llenarse, y llenarse y, a veces, no sabes si el sobaco es tuyo o del de al lado. En fin, ese día iba en mi asiento y se me sentó un tío al lado aparentemente normal, eso pensé hasta que abrió la boca. Cuando bostezó, dios mío, un olor putrefacto emanó de su boca, tan intenso, tan fuerte que, en ese momento, quería teletrasportarme a cinco kilómetros de allí(os recuerda eso a algo?). No podía hacerlo claro, así que estuvimos jugando al tenis durante unos minutos. Cuando giraba su cabeza hacia la izquierda, la mía hacía lo propio, y viceversa hacia la derecha. El objetivo era esquivar aquel olor. Quien nos viese se preguntaría si habíamos salido de un manicomio. Pero es que no os podías hacer una idea, eso era lo peor. Pese a los balanceos mutuos de cabeza, yo estaba continuamente observando los movimientos de su boca y sus ladeos de cabeza, eso no había quien lo esquivase. El olor está en todas partes, y su presencia se hace más intensa si ese olor es a podrido. En un primer momento piensas: Que guarro, no se lavará los dientes?. Luego meditas un poco más y piensas que puede tener un problema de estómago, pero el mal rato no te lo quita nadie. Coño, las 9 de la mañana, recién desayunada. Su halitosis me estaba produciendo ahorcadas. En ese momento me dije a mi misma: “Sin duda prefiero un pedo a la halitosis”, ya se que todo tiene grados, y que hay clases de pedos, pero ese olor ‘halitoso’ era peor que cualquiera de los pedos que he olido hasta ahora, mucho peor de lo que os podáis imaginar. No exagero. Casi vomito. Ya sé, que pobre chaval, que no tiene la culpa… Puede, pero coño, hay que pensar en los demás un poquito, más si es a primera hora de la mañana. Ese chico tiene que ser consciente de su problema no? Algo se tiene que oler no? (valga el doble sentido de la frase) bueno, pues hay remedios. Una hoja de menta, no sé algo. Es que por qué nos tenemos que tragar esos malos olores de sobacos, sudores, halitosis… Sino nos preocupa nuestra higiene nunca se debe olvidar que al que está a tu lado SEGURO QUE SÍ LE IMPORTA, por lo que, aunque solo sea por él, por esa personilla que comparte vagón contigo, lávate coño. Dejemos de ser egoístas y pensemos en los demás. Por un metro limpio. Gracias.

martes, 23 de octubre de 2007

Os siento cerca

Hoy es la primera vez que entro en este gran lugar. En nuestro rincón particular. No sé de quien fue la idea, pero en cualquier caso fue brillante. Al leeros en este blog, por primera vez, me han recorrido muchos sentimientos, os he sentido muy cerca, mucho. Que bien me siento siendo una de las nenas, que bien leeros y compartir vuestras historias y prometo que, a partir de ahora, también las mías. Al leer una de las historias de una de nosotras que ahora está muy lejos y que en un par de días atravesará el charco para abrazarnos la sentía aquí cerca, al lado, no es curioso? Otra se va a conocer nipones y otras nos cuentas sus aventuras en los madriles. Que grande, me he reído y me he emocionado a la vez, Que bien. Sois grandes de la vida, todas, las nenas.

domingo, 21 de octubre de 2007

OTOÑO

Cuatro colores de esta bitácora han nacido en Otoño, uno en invierno, y el más jovencillo en primavera. ¡Vaya desprecio que le hemos hecho al verano! O, quizá, él sabrá lo que nos ha hecho a nosotros. Otoño es el del verde, el rojo, el azul y de otro más que, vaguete, aún no se ha desperezado.

Otoño, por tanto, merece homenaje. Es más que tiempo. Es espacio, lugar en el que me encuentro, geografía del ‘mi’, identidad que me puebla.
Es el poco frío, el poco sol, el rayo suave. Es la piel cubierta y a ratos descubierta. Es el café en la terraza y la copa nocturna en el bar. Es la noche fresca, la mañana templada, la brisa en el rostro, que espera otro año. El ciclo no empieza en enero. Comienza en Otoño. Termina en Otoño. Continúa en Otoño. Siempre es Otoño.

Yo me visto y los árboles se desvisten. Pero antes, coquetos, se han disfrazado de amarillo y marrón, sumándose al verde, para invitarme a la fiesta: descensos en picado de hojas caducas que aterrizan en la hierba y le hacen alfombra. Cruje ésta bajo las suelas incautas de algún paseante ignorante. Pero prosigue el espectáculo: se desordenan con el viento, se elevan, se retuercen en las alturas y, al fin, van a caer con precisión para crear la escena anhelada. Desde mi ventana, que hace marco, observo las hojas mareadas en el agua estancada; tenues luces de tarde entre los desnudos árboles rematan el cuadro. Firma el mismo autor de siempre: Otoño, Otoño, Otoño.

Keitaka

Mientras que el grumete sin bandera siente que ya ha partido, yo vuelvo a coger la mochila y en unas horas me subiré en un avión que me llevará al otro lado del mundo. Otra vez se cruzan nuestros caminos... Voy en busca de Keiko, Yutaka, Megumi, el hombre de los mapas imposibles y los monitos congelados. Tengo las retinas preparadas para las mil imágenes nuevas, el ánimo medio descolocado, un cuaderno nuevo para llenar y esa sensación rara que se me coloca en toda la espalda cada vez que emprendo un nuevo viaje. Vuelvo pronto. Esperarme las cinco, que Madrid va a volver a ser el de siempre cuando estemos otra vez juntas.

viernes, 19 de octubre de 2007

desembolsa, desembucha

Vamos a ver qué llevamos hoy en el bolso. Con qué acarreamos. Qué hace que uno de nuestros hombros tenga una hendidura. El bolso, ese pozo sin fondo.

-el móvil
-gafas de sol (sin funda)
-gafas de ver (sin funda, me la juego)
-folleto sobre Matadero Madrid
-mapa de Ibiza (me resisto a que se acabe el verano)
-tabaco, Nobel (viva el Nobel y las madres que lo fuman)
-folleto sobre clases de shiatsu
-entrada de cine para "Death Proof", de Tarantino, del jueves 13 de septiembre a las 22.20h
-salvaslips
-cartera
-monedero con angelito endiablado
-abanico verde (me resisto)
-lista de la compra con la mayoría de las cosas tachadas
-folleto del concierto en el mercadillo hippy de Ibiza de "El Rostro de la Medusa"
-llaves de casa
-pack de 4 bolis en su cajita, regalo de la becaria más encantadora
-2 mecheros (a veces tanto...)
-1 rotulador rosa, regalo de mi compi
-1 boli
-folleto de publicidad sobre masajes tántricos
-cerillas
-otro boli
-cascos
-tiritas
-pintalabios
-tres tampax
-folleto de publicidad de un restaurante de ensaladas
-ticket de la compra
-post-its
-ticket de desayuno del aeropuerto de Ibiza, cuando volvíamos
-80 cms de euro, sueltecitos
-un caramelo de color naranja
-el aburrimiento de esperar turno para internet, en el Conde Duque


¿qué lleváis vosotras?

Entre dos mundos

Entre dos mundos navego, y aunque ahora tengo el ancla muy asentada en uno de ellos, arrio las velas y parto hacia el otro, al que nunca he dejado de pertenecer, aunque ya no recorra a diario sus calles, sienta sus olores y me mezcle con sus gentes.
A veces es raro, muy raro, porque pienso que empiezo a no ser de ninguna parte, y me da un poco de vertigo. Como el marino que al pisar tierra siente mas zozobra que la que le provocan las olas del mar.
Me queda una semana para llegar a puerto, y ya siento que he partido. Soy un grumete sin bandera. Bueno, sí, tengo una llena de colores. Gracias, nenas.

lunes, 15 de octubre de 2007

Cosas nuevas

De un vistazo rápido recorre el salón tratando de comprender qué es, qué significa todo aquello que no conoce, que nunca ha visto. Intenta hacerlo de forma disimulada. Pero no puede evitar fijarse. Esas cosas nuevas se le meten en los ojos, y en la cabeza, que maquina, que imagina, que se pregunta. Un bolso nuevo (¡otro!), un caracol que le suena vagamente de los últimos días, un bajo apoyado en el amplificador, un librito, una frase en la pizarra (qué significa, a quién se refiere?), una notita con letra desconocida (de quién será, qué pone…no me alcanza la vista), una lámpara nueva (jamás la habría elegido yo, nunca hubiera accedido a colgarla yo…), un abrigo nuevo, plantas nuevas en tiestos que no había visto jamás.

Otras cosas, sin embargo, sí le son familiares. Las zapatillas, regalo del último cumpleaños (al menos se las pone), esa postal que también se posaba en el telefonillo de casa, la tele, ese cuadro que tanto miraba, su pitillera mejicana. Pero ni siquiera las cosas conocidas son ni parecen las de antes. (¿Son los gatos los mismos? ¿Me conocen los gatos aún?) Ni tampoco ella parece la de antes, la de siempre, la de los últimos 108 meses de su vida, pese a que conserva esa extraña manía de guardar papeles, periódicos y hacer montoncitos con ellos en cualquier lugar.
En el baño sí, el albornoz que a veces compartían (por qué no lo habrá cambiado?, parece que está un poco feo) esa cajita de cartón (qué era lo que solía guardar alli?…lo he olvidado).

Es como si mudara la piel, se renovara, es como si cambiara, y cambiara su entorno, las cosas que la rodean. Está cansada, dice, esa es la razón por la que no sonríe tanto hoy. O quizá no es esa la razón. Tampoco sonreía mucho en los últimos meses. La había chupado, se había bebido, se había fumado, se había esnifado, al fin, todas sus sonrisas, y no le daba motivos para que siguiera repartiéndolas, fabricándolas, dibujándolas, a su lado.

(Mi pequeña, mi niña, mi chica, mi preciosa, mi amor). AMOR. ¿Qué amor? Amor que se esfuma, que se disuelve como el humo en la habitación, que se escapa por la rendija de la puerta, y a cambio de amor entra frío. (recuerdo cuánto tiritaba en abril) Amor que se consume, que trepa por un muro y sale fuera, lejos, y se va, despacio, para que no duela, pero se va. Amor que se hace pequeño por la distancia y sin sus gafas, ella casi no lo ve. Una vez lejos, el amor se vacía de amor, se vacía de luz, se vacía de olor, se vacía de suavidad, se vacía de besos, se vacía de BESOS, sí, de besos, se vacía de calor, se convierte en un globo lleno de aire, de nada, de tristeza, de miradas grises, de recuerdos, de tiempo perdido, de libros en blanco, de fotos veladas, de cristales rotos, esparcidos, que no molestan, de tanto pisarlos, de acostumbrarse a ellos, de acostumbrarse a la nada, al vacío.

Amor que desaparece, desamor. El amor aparece, el desamor, desaparece. Amor que tuerce una esquina y cuando vas detrás ya no sabes qué camino ha tomado. Y te pierdes. Y se pierde también el amor. Amor que se evapora y nunca vuelve a llover más. Nunca más. Y se seca el amor que ese amor regaba. Y se rompe la máquina y ya no hay más. Ni labios, ni caricias, ni roce, ni señales, ni mensajes, ni miradas, ni pestañas, ni ojos, ni dedos, ni manos, ni pies, ni cuerpos de lejos, ni de cerca tampoco, menos aún. (La música es la misma, eso sí lo reconozco, pero el salvapantallas de su móvil ya no es el que conocía. ¿qué es? ¿quién es? ¿Cómo ha pasado esto? ¿Cómo he dejado que pasara esto? Si ya me lo advertía ella, que esto pasaría).

martes, 9 de octubre de 2007

Peñalara


Todo parece menos difícil cuando lo haces la segunda vez. Las subidas son menos subidas. El tiempo es menos largo, o se acorta. Lo bueno, es que, aunque hagas algo por segunda vez, casi nunca pierde la belleza de la primera. Además, puede que cuando repitas, ocurra algo nuevo. Esta vez pasó eso. El aire se llenó de mariquitas. Mariquitas por todas partes. Mariquitas que descansaban a la sombra de los pedruscos. Mariquitas que se mecían tranquilamente agarradas a una hoja. No sabía yo que a las vaquitas de San Antonio les gustaran tanto las alturas. Y así, entre estas divertidas compañeras, nos subimos al pico de Peñalara. Y subiendo y subiendo, se me fueron quedando todos los problemas abajo, bien abajo. Cuando llegamos arriba se me había esfumado el pequeño enfado existencial.... Nenas, por los días soleados y claros en pleno mes de octubre.

lunes, 8 de octubre de 2007

Heraldo


Intentar devolver un teléfono a Telefónica se puede convertir en uno de los mayores imposibles de mi historia personal. Después de llamar al 1004 y esperar, y esperar, y esperar, y esperar..., alguien me dice que tengo que llevar la terminal telefónica que quiero devolver, porque ya no la uso y paso de seguir pagando cada dos meses 4,70 euros, a uno de las tiendas de Telefónica. Me indican que la más cercana a mi domicilio es la de la Avenida de la Albufera, así que al día siguiente me levanto tempranito y pongo rumbo a Puente de Vallecas. Cuando salgo del metro sigue haciendo uno de esos días de sol regalado en octubre, así que entro en la tienda de Telefónica con ánimos y con mi teléfono Heraldo en la mano. Me indican que tengo que coger número, que no me pueden dar información sin haber cogido primero un número, así que me guardo mi I8 en el bolsillo y espero, y espero, y espero... Me llega el turno y la chica que me atiende, según ve mi Heraldo en mi mano, me dice un claro y rotundo: "Aquí no puede usted devolver eso". Me marca el 1004 desde su teléfono y me dice que allí me dirán cómo devolver el santo teléfono. Desde el otro lado de la línea me informan que si quiero devolver mi teléfono tengo que hacerlo enviándolo por correo a un apartado de correros de Barcelona. Por supuesto los gastos de envío corren por mi cuenta. ¿Qué si quiero poner una queja? Pongo dos. Y las pongo sabiendo que no van a servir de nada. La pobre que está al otro lado de la línea me dice que si enviar el teléfono a Barcelona me cuesta mucho, que igual me sale mejor comprarlo. Son sólo 6 euros. Con la rabieta me voy a correos. Me dicen que el envío serán uno 9 euros... Fin del problema. Le he comprado el teléfono Heraldo a Telefónica. Está puesto en la mesa de la habitación. Era justo lo que necesitaba ese rincón. Eso no quiere decir que mi pequeño enfado existencial haya disminuido lo más mínimo. Vamos que me cago en los que no dejan devolver los teléfonos y en los que los roban.

sábado, 6 de octubre de 2007

Ya lo tengo!

Esta es la que me va a ayudar a mi en la lucha contra los pelos de Rocco. Sí, sí, sí... cueste lo que cueste... joer, y con mando a distancia...


jueves, 4 de octubre de 2007

Tú por mi

Porque cuando yo me voy, ella viene, pero sobre todo por ese mail salvavidas. Tú por mi.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Uluru

Sin duda sagrado, sin duda mágico, de aquí me traje un montón de energía. Del centro del otro lado del mundo. Energía para dar y tomar. La comparto.

martes, 2 de octubre de 2007

20 horas al día...durmiendo



20 horas durmiendo. El resto comiendo. Me hace gracia la forma en la que se encaraman a los eucaliptos. Son tan achuchables como vosotras. Peluches.

lunes, 1 de octubre de 2007

The Gift

Sigo cargando con un pequeño enfado existencial, así que hasta que se me pase o se engulla a si mismo me agarro a la música. A un regalo. A 11.33. Es un regalo de los que se comparten, así que va para todas, nenas.