La llave de la taquilla golpea en el fondo y suena. No se si los sonidos sumergidos me tranquilizan o me inquietan. En plano cenital. Boca arriba y bajo el agua. Me despido de Islandia rodeada de las voces de los descendentes de los vikingos. Sus voces suenan a lo lejos, allí fuera, porque me estoy marchando. Y me disuelvo en el calor de lo único que a ellos les rodea.
miércoles, 20 de abril de 2011
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