sábado, 9 de julio de 2011

Mi plaza

Es difícil, pero a veces se consigue. Se puede conseguir. Puedes no dormir en el tren, no desayunar, pasear la resaca por sitios que ya casi no recuerdas, tropezarte contigo misma, quedarte parada en una esquina esperando a que pase otro tranvía, y al final, sólo al final, puedes encontrar tu plaza en la ciudad de juguete. Y por fin dormir, y comer, y dormir un poco más. Y mientras, sonará esa risa como música de fondo. Esa risa que suena desde hace un montón de tiempo, que es de ese nene que siempre me trata como si fuera tan nena como él.

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