martes, 10 de febrero de 2009

desvelarse

Ya casi no me acuerdo de la última noche que dormí de un tirón, de la última noche en que no tuve que tener cuidado extremo a la hora de darme la vuelta para dormir de un lado o de otro, de la noche en que no me sentí el conductor de una grúa gigante moviendo material peligroso en medio de una obra inmensa y llena de gente.

En una de las infinitas vueltas de esta noche me he desvelado, y las conversaciones del salón llegaban para quedarse, aunque yo quería que se fueran, que me dejaran volver a conciliar el sueño. A ratos he dormido en ese duermevela que no consigue aclararte en qué estado real andas... En otra de las vueltas me ha despertado un sueño que estaba teniendo y que había medio olvidado. Era una fiesta tremenda, en una casa enorme, con un jardín que parecía no acabarse nunca, por el que yo deambulaba con mi inseparable bombo y una bolsa inmensa de basura recogiendo nada, porque no había nada que recoger???? En otra de mis vueltas hacia el lado izquierdo, en la que finalmente he optado por quedarme desvelada boca arriba, escuchando mi propia respiración, han empezado a atacarme miedos armados hasta los dientes. He conseguido ganarles la batalla a fuerza de tomármelos a broma. Creo que no me quedaba otra. Y se me ha ido haciendo de día, despacio, como quien no quiere la cosa. Y la no luz que entraba por la ventana se ha ido tiñendo de rojo, y las conversaciones del salón se han hecho completamente nítidas, y la música reconocible, y me he incorporado con la desgana del no dormir, del no descansar, y me he dejado caer con la misma desgana. Y aunque llevo levantada desde hace más de dos horas es como si todavía siguiera desvelada, en mi desvelo particular.

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