domingo, 8 de febrero de 2009

volver

Esta mañana he estado a punto de volver a la croisanteria donde he estado desayunando los domingos o los lunes de los últimos casi dos años.

NO era mi intención, pero he bajado a por el periódico y he buscado un sitio para desayunar…cerca de la una de la tarde… en el barrio. En la primera cafetería ya habían apagado la plancha. En la segunda, no había zumo de naranja natural. En la tercera, tampoco había tomate natural para las tostadas…

Me he quedado en la tercera, por no dar más vueltas (en los barrios periféricos, el tiempo siempre va en contra). Ni zumo natural ni tomate natural, pero en cambio, había decenas de jubilados echando humo por la boca y la nariz, tomando el aperitivo. Viejunas gritando y chonis sin arreglar.

Me he sentado en la mesa de la esquina, al lado de la ventana, a intentar leer el periódico. No he podido. Demasiado ruido, demasiado humo.

Echo de menos el silencio de los domingos en Malasaña, cuando casi todos duermen la borrachera del sábado. Echo de menos el cartel de “No fumar”, que tanto critiqué al principio de la croissanterie de la plaza de San Ildefonso.

Echo de menos el Opencor-siempre-abierto de al lado de la gasolinera. Los chinos-siempre-abiertos de Santa Cruz de Marcenado… y la gente joven por la calle, aunque estuvieran todos medio sonámbulos, al menos no armaban tanto alboroto…

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuchi, cuchi, no te preocupes que seguro que acabarás encontrando un sitio especial en el que poder desayunar y leer el periódico tranquilamente, dale un poco de tiempo al barrio...