El caso es que en mi primera actividad extramaternal, extraje rica y sabrosa leche de mis senos rebosantes y le dejé un biberón de 125ml al padre de la criatura. Cogí el metro en Santutxu y me bajé en Moyua. Bajé las escalinatas del Guggenheim y subí a la tercera, donde me esperaba el colorido mundo de Takeshi Murakami, con sus setas alucinógenas, sus personajes anime, y las flores con las que ha conseguido que en el Casco Viejo, huela a primavera por una vez. Satisfecha con la muestra, me dirigí a la parada del tranvía. De camino, un notas tocaba "Chiquitita" con la gaita. Cómo son estos vascos!!!
viernes, 24 de abril de 2009
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