lunes, 15 de junio de 2009

tarde libre

En los casi dos años que estuve viviendo en San Hermenegildo nunca bajé a Plaza España al caer el sol. Lo hice la semana pasada, en mi tarde libre. Si te sientas mirando a esa bola del mundo que preside la plaza, a la izquierda puedes ver las borrosas luces de la Gran Vía cuando la tarde se desploma. Cientos de coches que suben y bajan, que van, que vienen. Rápidos o lentos. Tristes, felices. Susurrando, gritando...Un café helado, un pitillo que se deshace entre mis dedos y el pensamiento suspendido entre el cesped del que ha sido siempre mi punto de partida. Cuatro horas libres estiradas en un paseo con mi bolso colgado del hombro, ese al que a veces echo de menos.

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