jueves, 17 de septiembre de 2009

Mi verano con el peque que mordisqueaba caballitos de mar


El verano se acabó definitivamente. Así, de un plumazo. Y mientras me subo la cremallera y salgo del coche, me acuerdo de mi primer verano con el peque que mordisqueaba caballitos de mar y que tenía como mejor amigo a un fantasmita con el corazón cosido al pecho. Que es el mismo enano que se monta en el coche, se sienta en contra del sentido de la marcha, y te busca con el pie derecho, porque después de los caballitos de mar amarillos y los fantasmas con nombre de futbolista, lo que más le gusta en el mundo, es el santo calor humano. Ese pie tiene que estar carne con carne, aunque estemos en el verano más caluroso de todos los tiempos. Él no lo sabía. Para él ha sido su primer, y hasta el momento, único verano.

Y ahora vamos en busca de su primer otoño. Y así seguiremos durante todo el curso escolar, buscando únicos y primeros momentos, enroscando sentimientos. Y lo dicho: Con siete meses recién cumplidos y sus primeros dientes, ya estamos de vuelta al cole!!!!!

1 comentario:

pepita pulgarcita dijo...

...a éste si le daba yo un par de bocáos...si es que vaya guardería, nenas, menudos schurumbeles!!!