miércoles, 23 de septiembre de 2009

Subir en globo

Llevo meses con una china metida en el zapato izquierdo y no la saco por pereza, o por miedo a encontrarme con una roca del tamaño de Manhattan. Ya ni si quiera me molesta al andar. Ni me duele el pie. El tema ha pasado a mayores y ahora tengo vértigo de verme a mi misma sentada encima de una montaña infinita. Así que ayer me entraron a mí y a mis veinticinco personalidades unas ganas tremendas de montar en globo y ver todo desde arriba, para tomar perspectiva al verlo todo pequeñito, o quedarme allí colgada, o bajar nueva, o morirme del ataque de vértigo definitivo.

1 comentario:

Gassohelio dijo...

Rojita, mira que te tenemos dicho que no te guardes las chinas en los zapatos, que luego los porros te huelen a pies.
Un consejo: A falta de globo yo cerraría los ojos. ¿Y sabes por qué? Porque entonces, todo lo que veas, será tuyo (para siempre).
Por cierto, última cuestión: ¿es verdad eso de que la diferencia entre un un globo aerostático y una mujer es que el primero tiende a subir y la segunda sube a tender? Llevo días sin quitármelo de la cabeza.