miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un mundo lleno de bien

Me gusta la gente que huele bien debajo de las sábanas. Y me entran ganas de abrazar a la gente que hace todo lo posible por abrocharse bien los cordones de las zapatillas. Y si tengo que elegir, elijo a la gente, que veinte años después, come bien agusto, con las manos, mientras se le iluminan los ojos. Y no dudo en sonreír cuando veo a alguien colocando bien los papeles que siempre se dejan encima de la mesa. Y tengo ganas de volver a ver un paisaje bien hecho. Y sí, sólo merece la pena la gente que ama bien, ni lo suficiente, ni demasiado, sólo bien, como hay que amar.

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