miércoles, 24 de septiembre de 2008

contadores

Siempre he fantaseado con la idea de tener un aparato que pueda contar los besos que he dado, y que me han dado, los abrazos que he recibido, las veces que he llorado, el número de carcajadas que he soltado o las veces que me han dicho "te quiero". Un contador o varios, cada uno para una cosa. Para saber el número de pizzas que he comido, de escalones de que subido, cuántas mentiras he contado. La cantidad de pestañas que se me han caído, o cuánto dinero he gastado en mi vida. Cuántos bolis he usado, o cuántas uñas me he mordido. Cuántos litros de agua, vino, cerveza y ron he bebido, cuántas películas he visto, cuantas canciones me he aprendido. En Amaniel han puesto unos cuantos aparatos que se pasan el día contando. Son para conocer el número de coches que pasan por esa calle en un periodo de tiempo, en una hora, puede que en un día. Creo que hoy también me han contado a mí.

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