Era septiembre de 2004, iba con mart en un avión destino Frankfurt, para enlazar hacia S. Francisco. Llevaba pantalones verde-verano, de mi viaje a Tarifa con Bel. Me levanté al servicio, como siempre que no tengo los pies en el suelo, y al volver a mi sitio un hombre de apariencia oriental se dirigió a mí en inglés sonrisa en boca: "Ese es el símbolo de la felicidad en mi tierra". Señalaba la mariquita que decoraba mi cadera (derecha o izquierda). El estado en cuestión era Japón. Cuatro años después, septiembre, sigo teniendo aquellos pantalones. Me voy cuatro días al país del sol naciente. Ojalá me encuentre con el bicho y me inyecte esa emoción.
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2 comentarios:
ay nena q suertuda!! tráete kilo y medio de mariquitas lindas y lunarosas pa que nos sigamos leyendo bien y nos veamos más a menudo!
Grascias, pepita, y sí, a ver si nos vemos más tranquilamente que el otro domingo!
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