viernes, 25 de enero de 2008

las puntadas de Nuria

Cuando se llegado a una ciudad, nunca se espera que guarde algo importante. Simplemente se llega y se intenta andarla para conocerla. Pero hay veces que las cosas son distintas. Hay veces que una cuidad que no es la tuya, que está a miles de kilómetros de tu casa, te sorprende y te hace un regalo. A mí me paso en Medallo. En enero de 2006, una tarde, alguien me llevo a una tienda y conocí a Nuria. Una tarde y una mañana fueron suficientes para que esta nena que se alegra la vida cosiendo ganchillo de mil colores se convirtiera en esa amiga del alma que siempre tendré en Colombia. Y es que el tiempo a veces no lo es todo, hay otras cosas, de esas que no se pueden explicar, que hacen que te pases una tarde sentada en un banco con alguien que creías no conocer y te levantes sabiendo que ya la conocías de antes.

En aquel banco, Nuria habló de su gato, que tenía la manía de comerse alguna de las teclas de su ordenador. Contó la historia de sus padres, los dos catalanes que llegaron a Metrallo para coser medias. También recordó a Cameron, ese hombre, su hombre, que se la ganó en un avión con sus historias de piratas y lagos perdidos en Venezuela. Y se emocionó con aquella vez que un rayo rojo le atravesó el cuerpo cuando conoció a un músico norteamericano que le dio la vuelta a su vida, en los dos sentidos, el bueno y el malo. Al día siguiente subimos en el Metro Cable a una parte distinta de la ciudad, a un Medellín que no era el que era. Comiendo dijo: "Nos veremos en Asia".

Justo ayer, llegó Nuria a Thanao Road, dando saltos, de la mano de Cameron, con una borrachera del trece y otro montón de historias que contar. También traía un vestido de mil puntadas de regalo y otra promesa: "La siguiente, nos vemos en Madrid". Pues eso, por los deseos que se cumplen y las puntadas que se dan.

2 comentarios:

patadas dijo...

esto pide un post titulado "el rayo rojo" con la historia...tan fantástica!!! por la gente que conecta a la primera, como si te estuviera esperando, fácil, lindo...

Anónimo dijo...

que bueno reencontrarse en este mundo que se da la vuelta como un calcetin!
un beso para nuria y otro para ti, rubia!