domingo, 8 de junio de 2008

EL GERENTE 2

(...) Con la primera copa en la mano, Pascual Escoletto se fijó en la partida de billar. Una chica con pelo largo apuntaba a la bola 15, rayada. Se apartaba el flequillo de la cara para atinar. Su contrincante, con una camiseta también a rayas, rojas y negras, fruncía el ceño mientras le miraba el culo a la chavala. Pascual dejó de mirar la bola 15 para fijarse también en el culo de la jugadora de billar. Y entre tanto culo y tantas rayas, se acordó de que su mano derecha, el fiel Emiliano, le había dejado puesto un tiro en el baño de caballeros. Caballeros por decir algo. Porque se podrían contar con los dedos de una mano los hombres de aquel antro que habían deslizado hasta el suelo su chaqueta para que una dama no se mojara los pies en un charco. (...)

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