Guismo ya guismea a sus anchas. Se baja a la calle cuando él quiere, se para a oler lo que le da la real gana, esquía sin necesidad de que Cris le lleve en brazos, cuelga en la pared su propia correa, sigue a la Bibi hasta el último rincón sin enredarse en sus piernas, esconde kleenes usados debajo de cualquier sofá, muerde a quién intenta robarle, se vuelve loco cuando ve a una perrita pequeña, sufre con alegría ataques se energía inesperados, muerde calcetines sin que nadie pueda regañarle... Vamos que después de 15 años, y por mucho que nos duela a los que le hemos querido y cuidado, guismea a sus anchas. Y encima, se ha despedido a lo grande, dándose un festival de todo lo que ha podido, como los grandes rockeros, esos que nunca mueren.
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1 comentario:
No me lo creo, es lo que creo que parece??? Un besote para ese perro precioso que me robó el corazón
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