lunes, 4 de agosto de 2008

Verano, invierno

Tengo todavía el verano metido en el cuerpo aunque acabo de aterrizar en el invierno después de diez dias increíbles, una boda perfecta, mucha playa, rica comida y un día en la piscina de mi infancia que terminó con una noche amanecida.

Con el cuerpo bien moreno y la mente llena de emociones me vuelvo a casa, a la otra, porque ya sabeis que cada vez mas me siento de ninguna parte, y de todas en las que dejo una parte de mi.

Por primera vez desde que vuelvo a casa, a la de allí, mi tiempo ha sido mio y de los que quiero, y se me han estirado los días, como si en vez de diez hayan sido quince, veinte, o muchos mas.

Me he reencontrado con mis colores del alma y he visto a todos los que quiero, o casi. Asi que no me puedo quejar de nada. Ciertamente, me siento feliz. Gracias por seguir acompañándome en la vida, aunque haya un mar de por medio.

Feliz verano, y que nieve en mi casa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias a ti, que siempre vienes, que siempre vuelves, que siempre abrazas con las mismas ganas, que siempre subes los decibelios de la risa, que ensanchas las sonrisas hasta el infinito, que me respetas cuando llegas de lo más hondo de las bodegas, que siempre eres tú aunque haya un mar de por medio.

Anónimo dijo...

joer nena, deberías escribir más...qué calidad...qué calidez...con uno y mil mares de por medio seguiríamos a tu lado. te quiero y quiero mi morreoooooooooooooooo

Anónimo dijo...

Mar?, qué mar? a sí ese que se formó en mi salón cuando te despediste y el corazoncito se me salió por los lagrimales. Joder que llorera, amiga. Pero de esas que te limpian y te purgan y te hacen renacer. Así que gracias también por esa sal que también es la vida. Un beso grande. Con lengua guarrona que se que te mola. Jajaja