miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL GERENTE 3

(continuación del EL GERENTE y EL GERENTE 1)
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Un charco como el que había a los pies del propio Pascual. Al salir del baño, a Pascual le entraron ganas de bailar. Vertió al suelo media cerveza tras un riff guitarrero de cadera inverosímil. Giro distorsionado que destrozó su sacro, su coxis, su tronco de Elvis lesionado. Fue entonces cuando Pascual entendió que 90 grados pueden ser una forma de vida. Confundido salió del local con la cabeza por delante. Como un sprinter que busca su foto finish. Empujó la puerta con la testa mientras tecleaba el número de urgencias.
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-"Estoy jodido"- acertó a decir al sanitario de turno.
-"¿No se puede incorporar, dice usted?" -interrogó el residente
-"Me ha crujido la cinturaaaaaaaaaa, joder!!!"
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El grupo seguía con su repaso a la historia del rock. Y Pascual supo que la suya había terminado. Doblado hacia el suelo, suicida, como Groucho sin puro, recordó los años de tiesa compostura. Cuando su porte porteño abría las puertas de cualquier after. Sus años de triunfo nocturno. Cuando no se le resistía fondo de bar alguno. Ni baño mugriento de bombilla desnuda. Ni cisterna rota a disparos.
Pascual era un desgraciado. Pero del grupo "felices sin gracia" . Aprendió a entrar de culo en los ascensores. A entrar de culo en los bares. A entrar de culo en los conciertos. A vivir de culo. Y de tanto fijarse por la calle se convirtió en un experto en charcos. Estudio los de lluvia, los de camión cisterna, los de meadas...pero le gustaban los de cerveza. Hasta que se le cayeron las gafas...

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