Entre dos mundos navego, y aunque ahora tengo el ancla muy asentada en uno de ellos, arrio las velas y parto hacia el otro, al que nunca he dejado de pertenecer, aunque ya no recorra a diario sus calles, sienta sus olores y me mezcle con sus gentes.
A veces es raro, muy raro, porque pienso que empiezo a no ser de ninguna parte, y me da un poco de vertigo. Como el marino que al pisar tierra siente mas zozobra que la que le provocan las olas del mar.
Me queda una semana para llegar a puerto, y ya siento que he partido. Soy un grumete sin bandera. Bueno, sí, tengo una llena de colores. Gracias, nenas.
1 comentario:
Estoy deseando que vengas, verte, estrujarte, y comernos unas tostadas con dulce de leche...y que me hagas mimos, que estoy tristona...
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