jueves, 21 de febrero de 2008

Abracadabra


Antes incluso de que hubiese bajado del autobús, ya me abordaban gritando y moviendo los brazos como brokers de Wall Street algunos indios que me ofrecían agua, alojamiento o llevarme al Templo de Oro en su rickshaw. A duras penas conseguí ponerme la mochila y bajarme de aquel trasto. Salí de la estación seguido por aquella incomoda comitiva. Pasados unos segundos y rememorando al Angel Cristo de aquellos maravillosos años, me di la vuelta y les grite: "Atrás, atrás". De repente se hizo el silencio, pero en un lugar tan vociferante e indiscreto como India los silencios duran un instante. Aún así, conseguí deshacerme de ellos (no acudáis a manuales de autoayuda, este es el país en el que se aprende a decir a NO) mientras recordaba aquella canción de los Doors: "People are strange when you're stranger, faces look ugly when you're alone".

Amritsar es una de esas ciudades en las que parece acumularse toda la inmundicia del mundo. Una de esas urbes en los que los hombres orinan en cualquier lado. Lugares ruidosos y polvorientos (de hecho está situada a unos 30 kms de un país, Pakistan, que a día de hoy es la definición perfecta de polvorín) en los que de acuerdo con los gestos de extrañeza y los codazos que se daban unos a otros al verme yo parecía ser el primer blanco que pisaba la ciudad en años. Cansado de cunetear me acerque a un rickshaw y le pregunte al conductor -un chico que en Islandia no pasaría inadvertido- que cuánto me cobraría por llevarme. "50 rupias". Y aunque sabía que me estaba pidiendo más del doble de la tarifa normal, la forma en la que me miraba y su sonrisa parecían sugerirme: "Venga, ya sabes que te quiero engañar, pero no jodamos el momento".

Así pues, seguí caminando y llegue finalmente al Templo de Oro. Lo primero que me sorprendió fue que servían comida gratuita (después me enteraría de que dan más de 30.000 al día) y que te podías hospedar siempre que al marcharte dieras un pequeño donativo. Normalmente la primera palabra que oyes al traspasar la puerta de cualquier lugar sagrado (sea cual sea la religión) es Dame, así que no estaba mal sentir un Toma por parte del Dios sij.

Mientras que Colon volvía de su primera travesía americana, los musulmanes y los judíos eran expulsados de España y Lutero, por fin, denunciaba con la Reforma la corrupción y los desmanes de la curia católica, en el norte de India, un comerciante que la historia conocería como el Guru Nanak creaba el Sikismo. No le satisfacía el sistema de castas hindú ni la intolerancia del islamismo. Así pues, fundó la que por número de fieles es -después de estas dos, del budismo y el cristianismo- la quinta religión de la India -con unos 30 millones de seguidores. Como curiosidad, los sijs no deben cortarse el pelo ni la barba (es impresionante ver a algunos niños de 15 años que tienen el pelo tan largo y el aspecto de El Drogas, aquel guitarrista de Barricada), deben llevar un cuchillo (que denota valor) ornamentado, pulseras de acero y pantalones pirata. Tienen prohibido -sobre todo- fumar y el adulterio.

Si todo esto os parece delirante, pensad que los budistas tiene la obligación de hacer 111.111 genuflexiones (juntar las palmas de las manos al lado de la cabeza, arrodillarse, tumbarse boca arriba y poner la frente en el suelo) antes de morir. Vaya, es como si yo fuese a cualquiera de los centros de ocio de Madrid -igual me da el Retiro que el Kinepolis- y a la primera muchacha que viese caminando sola y despreocupada le espetase: "Señorita, tiene usted que hacerme 37 felaciones antes de que termine el año". ¿Por qué 111.111? Pensad también que cada vez que el Dalai Lama muere buscan a su reencarnación y que ya han fallecido 14 Dalais. ¿Pensáis que han acertado siempre? Porque con una vez que se hayan confundido se rompe la cadena y todo el budismo tibetano se va a la mierda.

La zona central del recinto la ocupa el lago que rodea al Templo de Oro. Para entrar te tienes que descalzar y cubrir el pelo. Los fieles caminan en el sentido de las manecillas del reloj. La mayoría de los hombres lleva en la cabeza el turbante por el que son reconocidos los sijs. Así que recorrí el perímetro (que es más o menos de un kilómetro) del lago. Lo hice a las 7 de la tarde, a las 9 de la mañana, a las 11 de la noche e incluso a las 5 de la madrugada. Y mientras andaba, pensaba: "Doy vueltas para saber por qué doy vueltas".

De allí me fui a Chandigar, la famosa ciudad que diseño Le Corbusier en plan funcionalista. Las manzanas (lo que en Latinoamerica se llaman cuadras) tiene exactamente un kilómetro cuadrado. Así que ya os podéis imaginar que no es ciudad para pasear (no es ciudad para viejos, vaya). Como siempre, eran legión los que me abordaban para saludarme y hacerme las dos preguntas de rigor. Country? Profession? Ya me he cansado y ultimamente les digo que soy un policía portugués. Uno de los que se acerco fue un poco más allá y pude ver su sonrisa cuando le respondí que tenía tres hijos, es fácil suponer los problemas que tendrán las autoridades indias cuando se propongan por fin controlar el crecimiento demográfico de su país.

Cerca de la estación de autobuses me metí en una peluquería para afeitarme. Os puedo asegurar que el barbero que me rasuró puso más cuidado al afeitarme que el medico de la Seguridad Social que me operó de fimosis mientras comentaba con uno de sus compañeros lo bien que estaba la nieve en Baqueira. Cuando salí, casi sin tiempo para coger el autobús que me sacaría de Punjab, un chico que estaba sentado con unos amigos en el suelo, me grito: "Eh, you, fuck me, YOU". Y eso, pensé, que la homosexualidad es ilegal en India y está penada con varios años de cárcel.

India, vaya, es puro delirio. Si queréis buscar su sinónimo id a la letra A del diccionario, y leed Abracadabra. Dícese de lo que pone los pelos de punta a los hombres y es capaz de retirar el periodo a las mujeres.

Muchos besos, princesas.

El Rana.

1 comentario:

pepita pulgarcita dijo...

..con lo que me gustan a mí las barberías...pendiente tengo reportaje al respecto!
como molan esos relatos viajeros!!!
está rebién ese cajoncito de tú y las perras de tus amigas...besos!