miércoles, 20 de febrero de 2008

La caja de fotos

Al final, una siempre acaba volviendo a esa caja de fotos abandonada en una de las estanterías de la casa de nuestros padres; esa misma caja que antes estuvo en una estantería en casa de nuestros abuelos... Y volver a abrirla, es como volver a abrir una puerta al pasado, una puerta a los secretos... Lo bueno es que a veces se abre una puerta a la sorpresa y entre las fotos una descubre unos papeles doblados, unos papeles que ya no estaban en tu memoria, pero que según vas leyendo recuerdas, y las emociones van y vienen, y te traen de vuelta a alguien a quien quisiste con todo el alma. Os leo:

"En 1936 estalla la Guerra Civil, yo tenía 16 años. En el 37 quieren llevarme detenida a Avila, pero no pueden porque soy menor de edad. En el Juzgado nº 9 está el expediente por el cual fui juzgada. No sé que hubiera sido mejor, la prisión o el martirio al que fui sometida. Declaré nueve veces, ante el juez, la Guardia Civil, un capitán del Ejercito, un jefe de la Falange, el teniente coronel Montijano y el alcalde. Para colmo tuve que limpiar con cal viva el cuartel de la Falange, la Iglesia de las Hermanitas, el Ayuntamiento y el Cementerio durante 30 días. Mis manos no paraban de sangrar y todas las noche sufría accesos de fiebre para por la mañana continuar sin poder ni hablar. Los falangistas me provocaban constantemente con palabras deshonestas y me obligaban a cantar Cara al Sol mientras que me enseñaban unas tijeras para cortarme el pelo.

Al final tengo que marcharme al monte donde paso 20 días durmiendo en una casilla de ganado con una manta en el suelo, pero como vienen a buscarme, tengo que escapar por la ventana cada dos por tres. Pienso que esto no es vivir, que..."

Y aquí se queda esta historia, en estos puntos suspensivos. Sé que no hay continuación, sé que se perdió, o tal vez nunca se escribió. Pero de las mismas letras indecisas e infantiles salen estas sentencias:

- El que se vence a sí mismo es fuerte.
- Conocer el propio mal es librarse de él.
- El amor despierta en los seres deseos de vivir. El amor es el arquitecto del Universo. Nada difícil hay para quien ama.
- Quien ataca con amor, vence.
- El mundo es un vaso espiritual que no se puede manipular. Quien lo manipula, lo empeora, y quien lo tiene, lo pierde.

No sé si al resto del mundo le pasa, pero a mí me pasó. Yo tuve una abuela especial, que me dejaba dormir siempre en su cama y que me enseñó a no tener rencor, a no odiar, a sonreír siempre, a no aburrirme y a cantar la tabla de multiplicar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

brindo por todas las abuelas!!! qué bonito, nena, qué bonito

Anónimo dijo...

ole, ole y ole y que bueno que encontraras esas palabras. Es como si estuviera de nuevo aqui ¿no?