miércoles, 27 de febrero de 2008

el puente

Ella miraba desde ese puente el reflejo del mundo que ante ella tenía, aquel día. Ese puente cuelga sin colores de una de mis paredes, hoy. Pero entonces, entonces ella estaba encima y yo detrás, mirando cómo ella se perdía en el mundo alrevés. Aquel fue un paseo largo, con una larga conversación, por las calles de Nueva York. Hacía días que el otoño se había acabado y ella estaba preparándose para marcharse de la ciudad. Pisamos el Imagine y comimos humus. Dormimos juntas en la 99 con Lexington.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ese gorro inconfundible que nunca me ha querido regalar... lo reconocí en cuanto abrí el blog, mucho antes de reparar en el texto...