jueves, 20 de noviembre de 2008

eclipses

Un martes cualquiera cogen el coche a las once y se plantan en Burgos a las dos de la mañana. Se fuman unos petas y se alían con los andamios para llegar a lo más alto del bosque petrificado. Impresionados por sus rosetones, caminan sobre la mirada de un barrendero que, atónito, persigue sus movimientos. Ellos son dos traviesos de ojos vivos. Uno de ellos guarda miles de cosas en los bolsillos, el otro habla sin parar de arte gótico y de lo que quiera. Uno no ha parado de viajar desde que el mundo es mundo, el otro es marinero y se va a Vietnam dos años, a seguir escalando la vida. Se reencontrarán quizá durante los tres minutos casi mísiticos que dure en Benarés el eclipse total de sol del próximo 22 de julio.

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