jueves, 6 de noviembre de 2008

metafísica del reencuentro

Lo primero que me dice el Rubio es gorda. Y tú me esperas con los brazos abiertos desde hace tres días. Y después empiezas a abrir mil puertas y a subir escaleras. Llegamos a la cúspide de vuestros planes, y el Rubio salta como un niño con un huevo en la mano, y se abren dos cervezas. Joder, estaba claro... acabamos atropellándonos los unos a los otros sin ninguna mesura ni vergüenza. Compramos para llenar dos despensas y llegamos a la casa de las ventanas grandes. Soltamos las maletas y recorremos habitaciones. Entro en el baño de arriba y me encuentro de bruces con la metafísica del regreso, con la metafísica del reencuentro. Porque siempre ha sido así, un reencuentro detrás de otro. Toda una filosofía vital. Una metafísica entre dos puntos, estén donde estén.

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