martes, 4 de diciembre de 2007

raya solitaria

No es que se me haya revuelto el estómago. Tampoco ha sido una arcada ni un mareo. Simplemente, ver toda esa ropita me ha dado un agobio infinito. Ha sido esta mañana, en una tienda de adornos navideños. Y toda esa ropa, tan pequeña y tan bien puesta, ha provocado en mi algo más que rechazo. He estado todo el día con el run-run ahí dentro. Y a las ocho menos cuarto, 15 minutos antes del cierre, me lanzo a una farmacia a por una prueba de embarazo. Joder. La farmacia hasta la bandera de gente. ¿Es que a todo el mundo se le ocurre ir a la misma hora a comprar medicinas? Hay una señora hasta con una lista de la compra, la compra química. Espero impacientemente. Mi turno. “Quería un test de embarazo”. Y a la farmacéutica se le cambia la cara y me empieza a hablar con un volumen más bajo. Es como antes con los condones. Digo yo, ¿es que tiene que ser ocultada tu curiosidad por saber si estás preñada?. ¿O es que las mujeres van acompañadas de sus parejas para comprar ese maldito test? ¿Y las que no tienen pareja?…Quizá es que las que quieren quedarse no van con mi cara de ansiedad. En fin, que la licenciada me dice que tiene uno muy bien de precio y yo pienso “¿cuánto costará la movida esta?” Pues 8 euros con ochenta. Menos mal. “Hazte la prueba con la primera orina de la mañana, que hay más concentración de hormonas”. ¿Cómo? Y un cuerno, voy a hacerlo con el primer pis que me salga en cuantiquitito llegue a mi casa, pienso yo. Vuelo hasta el baño y, excepto por mi misma, todo en la escena me recuerda a la secuencia killbillera en la que Beatriz Kiddo espera pacientemente a ver cambiar de color el químico delator. Me siento en el w.c. y echo al gato, siempre tan curioso. Leo detenidamente las instrucciones. Dos veces. Hay que abrir el envoltorio, obvio, quitar un tapón del aparatillo y mear durante tres segundos seguidos encima de una especie de rejitas sin sobrepasar una flechita. Luego ponerlo en horizontal unos segundos hasta que cubra otra parte del chisme. Sale una línea en la parte marcada con la letra C de Control y rezar para que en 5 minutos y antes de que pasen 10 no salga ninguna otra linea mas en la parte marcada con la letra T de Test. Bien. Parece sencillo. Abro delicadamente el envoltorio. Saco el aparatillo, que parece un termómetro pero algo más aparatoso. Localizo la parte encima de la cual tengo que mear y trato de calcular (sin éxito, por supuesto) por dónde va a salir mi agüita amarilla. Veo con resignación que he traspasado la flechita en un momento dado pero no considero que esto sea tan importante. Cuento uno, dos y tres segundos. Menos mal porque no tenía más ganas de mear. Pongo la movida en horizontal y cuando el pis llega a donde tiene que llegar veo claramente una linea en la parte C de Control. Esa es la linea guay y solitaria y la que tiene que seguir estando sola en los próximos 5 minutos. Coloco el aparatillo de modo que siga estando un poco inclinado y trato de evadirme durante 5 minutos. ¿Parece poco tiempo, verdad? Ja. Cinco minutazos son trescientos segundazos así que me pongo a doblar ropa normal, vamos, ropa de mi talla, no ropita minúscula y repipiola, como la de esta mañana. Doblo y doblo y doblo y doblo y miro el reloj. Han pasado dos minutos y me acerco al aparatillo para ver si algo ha cambiado. Nada. Rayita linda solitaria. Bien. Doblo más y más ropa y como ya la he doblado toda la empiezo a desdoblar para tener más para volver a doblar. Qué estupidez. La típica que haces cuando estás, en fin, algo nerviosilla. Son casi y cuarto así que han pasado cinco minutos. Pero en ese momento ya había encontrado algo más para hacer así que lo acabo. Fregar una sartén. Bien fregadita la dejo colgada y me acerco de nuevo, y por última vez al delator. Chan chan. Raya solitaria. Siiiiii!!!! Vivan las rayas solitarias. En serio, se pasa fatal. Usad el condón. Si a ellos no les mola que se jodan. Que luego no son ellos los que tienen que bajar a la farmacia, mear y esperar que la raya siga siendo solitaria. Nada de cálculos, nada de marchas atrás, nada de la puntita nada más. ¡Y una mierda! Que se pongan el puto condón, estriado, de chocolate, extralargo, como sea, y todos tan contentos. No he tenido ninguna falta. Me he hecho la prueba por pura paranoia y por esa horrible sensación de esta mañana al ver la ropichuela esa. Y mi madre diciendo de fondo “Ay, mira que bonita…” Si, claro, preciosa. Y la raya solitaria también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay por lo que tenemos que pasar las chicas...
Di que si, condón, preservativo, profiláctico, goma, capuchón, funda, chubasquero do pito, como sea, lo que sea, pero hay que usarlo.
Y esto va para todas, y me incluyo a mi misma, mismamente.
Y a mirar ropita de bebe, para regalar, nada mas...mientras asi lo queramos!