domingo, 23 de marzo de 2008

MALNOMBRADA

A veces ocurre que un hecho, un acto, quizás una acción, no adquiere su auténtico significado hasta que efectivamente se produce. A veces, no es suficiente con saber que va a pasar para entenderlo. Tiene que desencadenarse el acontecimiento. Necesariamente, ha de suceder. Entonces, uno se pregunta por qué, a pesar de haberlo nombrado en multitud de ocasiones, su realización dista tanto de lo que representa cuando sólo había sido definido. Y, entonces, uno entiende que, sencillamente, estaba mal nombrado. Sí. No todas las cosas, no todos los hechos, están abrigados con la palabra correcta. Eso le ocurre a la muerte, que es un vocablo insignificante en comparación con el impacto de su llegada. Verbalizar no sirve de nada. La defunción, ejecutada, queda muy lejos del término que la disfraza. Está tan mal enfocado, tan poco explicado..... En fin, ejem, no encuentro palabras. Sólo puedo imaginar un cuerpo, cercano, vivido, que andaba, respiraba, hablaba, se quejaba, lloraba, reía, jugaba, se teñía el pelo, se vestía y se desvestía, dormía, comía, bebía, meaba, cagaba, leía, rezaba, holgazaneaba e incluso agonizababa. Y ya no está. Mentira. Sí está, pero ya no anda, ya no respira, ya no habla, ya no se queja, ya no ríe, ya no juega, ya no se tiñe el pelo, ya no se viste y ya no se desviste, ya no duerme, ya no come, ya no bebe, ya no mea, ya no caga, ya no reza, ya no holgazanea, incluso ya no agoniza.

No hay comentarios: