viernes, 21 de marzo de 2008

santa borrachera


Claveles blancos y flores de azahar. El aroma salía de los altavoces del taxi que nos llevaba a casa. El taxista nos obligaba a escuchar a todo trapo el paso de la procesión de la Macarena en Sevilla, y desde las ventanas, reflejado en la luna llena, observaba yo, a cientos de kilómetros de distancia, el semblante de los sevillanos, serio y emocionado. Demasiado alcohol en nuestras venas, demasiado arroz abanda en nuestra tripa, demasiado humo en mis pulmones. Saetas cortaban la voz del comentarista radiofónico y tambores me aceleraban el latido de la borrachera. Madrugá del jueves al viernes santo. Mañana no hay periódicos.

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