lunes, 28 de abril de 2008

15 euros por una hora


Pagaron 15 euros por una hora. El colchón aún reposaba en el suelo del pequeño cuarto cuando subieron por primera vez las escaleras. Seguros, decididos, con la seguridad y la decisión que dan las borracheras y la madrugá. Ya era de día. “No me creo que te vaya a ver desnuda”, murmuró él, quizá para si mismo, quizá para que ella lo escuchara, pero le salió de dentro. Increíble desde un buen rato antes, cuando aquel beso se reflejó en los mil cristales de la bola que lo coronaba, ahorcada del techo de ese antro mítico.

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