miércoles, 8 de octubre de 2008

ECONOMÍA DEL AMOR (II)

En la segunda, y por el momento última, de sus relaciones más estables las cosas ocurrieron de modo distinto aunque con resultado final similar. Se embarcó en un proyecto romántico de capital-riesgo. Salieron a bolsa con una suerte de fluctuaciones tales de sus valores sentimentales que la compañía amorosa hacia agua por todas partes.

Al parecer, los socios-pareja de tal empresa no se entendían de ninguna manera; sus neuronas racionales y emocionales patinaban por el IBEX, el Nasdaq y hasta el Nikkei japonés al grito de "compro, compro" o "vendo, vendo" en función de una esquizofrenia bursátil de disputas y reconciliaciones. Las acciones se disparaban con el encuentro pasional del perdón y, al momento, volvían a hundirse en lo más profundo del parqué con una nueva pelea.

Así aguantaron dos años, otorgándose créditos a interés variable. Al final, la inestabilidad venció y fueron liquidando poco a poco la sociedad, con la esperanza de que quizá con el tiempo puedan amortizar la deuda a través de una sana amistad.

Y todo esto sin hipotecas!

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces me inquietas, Pinita... ja ja ja; pero hay que reconocer que a original no te gana nadie.
Y que escribes de putisima madre.
Yo te sigo queriendo, eso siempre lo sabras, pero bueno...
En fin, pedorra, saludos desqde Marrakech; me piro a Essaouira (destino final... aunq momentaneo).
Un beso negro.
;)