sábado, 10 de mayo de 2008

風水


Vamos a buscar el nido del dragón
feng shui (viento y agua)

Los chinos practican el feng shui, además de otras muchas cosas. El objetivo de esta práctica, milenaria, y que se ha extendido a todo el mundo, es el entendimiento entre nosostros y la naturaleza, entre nosotros y nuestro entorno, para ser más pragmáticos. La necesidad de este entendimiento se origina en el cambio (I Ching o libro de los cambios). Vamos, que ante los cambios del entorno una tiene que adaptarse.

En la China imperial, según la wiki, el feng shui era un asunto de estado y sólo las construcciones imperiales y de algunos nobles tenían acceso a esta aplicación. Incluso se aplicaba a la ubicación y orientación de las tumbas (Yin Zhai o vivienda de los muertos) ya que se creía que el feng shui de las mismas influía sobre la fortuna de la descendencia del difunto.

La doctrina del feng shui se basa en la existencia de una energía o chi cuyo flujo se ve modificado por la forma y disposición del espacio, las orientaciones (puntos cardinales) y los cambios temporales. Esa energía tiene que fluir por nuestro espacio libremente, y hay cosas que la estancan o le cortan el paso. Por ejemplo, una caja con cosas dentro que no abrimos en años. Ahí se estanca la energía. Una puerta frente a la puerta de entrada de casa: la energía rebota y no fluye. Algunas escuelas de feng shui ponen el énfasis en el estudio de las formas: las montañas, los ríos, la estructura de la vivienda o lugar de trabajo, la ubicación de un cuarto de baño, cocina, habitación, etc. hasta la colocación de los muebles. Otras escuelas enfatizan en cambio el uso de la brújula, aunque en la actualidad la tendencia es considerar tanto la forma como la orientación conjuntamente.

Creo que el desorden de mi casa afecta a mi cabecita, que se desordena con el caos en el que vivo. Por eso, al margen de mi diogenismo, que trato de controlar, me gusta tener la casa ordenada y más o menos limpia. Es que me influye. cuanto más desorden hay entre las paredes de mi hogar, más desorden se traslada a mi cabeza, que se descoloca.

Esta mañana mis agobios se han quedado sentados en el salón mirando, por los cristales del balcón, la lluvia perpetua. Yo he estado un buen rato en la cocina, con Macaco, que me ha estado ayudando a ordenar los vasos y las copas relucientes. Mientras bailábamos.

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