lunes, 19 de mayo de 2008

MAGIA

Ando con el brazo izquierdo agarrotado y me duele como si fuera a tener el infarto que no me va a dar. Sé que es por el estres de estos cuatro días; por los dos aviones que he tenido que coger; por la mezcla de pánico y satisfacción en cada despegue y aterrizaje. Ando también enganchada a una historia de vampiros y, ambas cosas, aunque parezca que no, tienen relación.
A los cinco años anuncié a mis padres que los reyes eran ellos y mucho antes había asumido, quizá sin verbalizar, que lo de Pérez (el ratón) no tenía ni pies ni cabeza. Todo me pareció lógico y normal. A partir de entonces la magia se esfumó de mi vida.
Desde aquel instante absolutamente nada me ha parecido sorprendente, absolutamente todo me ha resultado comprensible, y casi la mayoría de las cosas han sido previsibles.
Me aterrorizan los aviones y me gustan los vampiros porque ambos escapan a mi comprensión, me fascinan las aeronaves y me parlizan los chupasangre porque conservan los milagros que esta existencia parece no soportar.

1 comentario:

patadas dijo...

la magia es el condimento fundamental que da intensidad a la vida...es la capacidad de seguir teniendo esa mirada, ese punto de vista de la sorpresa, de la expectación, de los niños. la clave es que la magia no está en la existencia, en el mundo, y definitivamente no está en las tiendas ni en los apuntes de la uni. ni siquiera está en los pequeños milagros que sí, sí ocurren, casi todos los días...la magia está dentro de las personas. o ya no está.