domingo, 25 de mayo de 2008

Desengaño

Cualquiera puede ser una cualquiera en la calle Desengaño. Ha sido muy curioso sentir cómo me han estado observando hoy algunos hombres pensando que era puta. Sobre todo uno, que me seguía con la mirada semi escondido detrás de un coche mientras yo paseaba Desengaño arriba, Desengaño abajo, escribiendo un mensaje con mi movil. Entonces, igual que las demás, he mirado al cielo, al trozo de cielo que se ve desde la calle Desengaño, que no es mucho, y he visto luces que se elevaban despacio. Me he quedado un poco perpleja porque no adivinaba lo que eran aquellas lucecillas voladoras. Parecían, no se, parecían luciérnagas. Eran farolillos de papel. Me lo ha dicho una puta de verdad. A los cinco minutos ha llegado Mar y hemos dejado la calle por un par de horas.

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